31/08/2017 La Mili - Una experiencia que ayuda a amar aun más la paz y la libertad y que afianza los vínculos de amistad y camaradería.
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Cuando se disponía a dormir dentro de la tienda de campaña pensó que era aquel un buen momento para untarse de crema la cara y darle así un poco de alivio a la piel cuarteada. En la oscuridad reinante de la tienda busco a tientas los botes que yo le había preparado sin tener en cuenta que el contenido interno de ellos nada tenía que ver con el parecido externo de los botes.
Y cuando se dio cuenta era ya demasiado tarde para remediar tamaña equivocación: su cara estaba negra de betún. Como es lógico no podía, a la mañana siguiente, presentarse a la formación con el rostro teñido de negro, así que no tuvo más remedio que lavar su cara con agua helada y restregársela con un calcetín hasta quitarse totalmente la pomada.
José Luis me contaba que cuando les tocaba imaginaria (guardia); Luis era capaz de dormirse de pie, con los ojos abiertos y sosteniendo el fusil en la mano. A él también lo vencía el cansancio por momentos, pero el temor a ser descubierto por el oficial de turno le impedía conciliar el sueño. El vigilar se había convertido en una responsabilidad suya, única e ineludible.
Nuestro querido amigo Jorge murió años más tarde tras no poder superar una diabetes crónica. Pero el vive para siempre en nuestros recuerdos.
